jueves, 12 de mayo de 2016

pezones.



Veamos, es increíble, que a esta altura de la evolución humana, siga la discriminación hacia las mujeres por parte de muchas cosas.
Una de ellas, los pezones. Amigos, explicarme, ¿por qué los pezones de un hombre pueden ser mostrados públicamente sin ningún tipo de consecuencia y los pezones de las mujeres son socialmente rechazados? Como soy mujer, si enseño mis pezones, indica que ya estoy provocando, indica que quiero follarme a todo el mundo, indica que soy una puta. ¿En serio, hemos llegado a este punto? Un hombre puede enseñar sus pezones con toda naturalidad y seguridad, nadie le va a criticar y nadie va a pensar que se quiere tirar a medio barrio (por enseñar los pezones), pero si lo hace una mujer todo cambie, como siempre, la mujer es sexualizada y considerada como una 'marioneta' que se puede controlar. Y ya estoy harta, es mi cuerpo e igual que los hombres pueden enseñar sus pezones como y cuando quieran, las mujeres también. Porque es mi cuerpo y yo decido, no deciden los
demás


O los dos sí.


O los dos no.


                                       .

la traición.


Hace poco, fui traicionada. No ha sido la única vez , pero quizás si la más dolorosa. Puede que sea mi culpa, por no saber en quien confiar, por tirarme a la piscina tan rápido, por querer a quien no debía.
Cada día, se une un trocito más de dolor a mi corazón, siempre hay algo que lo empeora y que hace que se vuelva más y más oscuro. Eso no quiere decir; por supuesto, que no sea capaz de amar, solo implica que me cueste, que tenga miedo y me sienta insegura, que grite por dentro y que externamente lo muestre. Que cada puñal clavado, por muy fino que sea, cree una coraza, que me haga ser impenetrable, que me haga ser fría. La sangre ya no duele, los golpes saben a gloria, lo que duele, son las palabras, las traiciones y las mentiras. He abandonado, y he sido abandonada, jamás pensé que el dolor psicológico podría doler más que el físico. Jamás pensé, que mi miedo al dolor físico desapareciera para convertirse en otro tipo de dolor. Nunca imaginé que podría llegar a odiarme a mí misma, a odiar mi vida, a tirarla por la borda. A dejar de sentir, de querer, de tener interés por las cosas. A dejar de sonreír. Nunca pensé que dejaría ser de feliz por tanto tiempo, porque no son días, ni semanas, ni meses, son años,

(Sólo tengo miedo a dos cosas, el dolor, y la soledad. Cuando me abandonaron y traicionaron, sentía el frío de la soledad penetrando en mis huesos, y sentía el dolor mental que esto causaba. Sacarme del precipicio, porque no tengo una cuerda para subir, y la necesito).

lucy, 12 de mayo, 2016. 
(internamente muerta).